Una nueva estrategia pusieron en marcha las Fuerzas Especiales que trabajan afanosamente en la búsqueda de los cuatro niños perdidos desde el primero de mayo pasado en las selvas del Caquetá y Guaviare, tras el accidente de la avioneta Cessna en la que se transportaban.

En esta labor demarcaron el área de búsqueda con 11.000 metros de ‘cintas de la vida’, y también ubicaron pitos y silbatos con el objetivo de que los cuatro hermanos puedan emitir una señal sonora que oriente a las Células Combinadas de Búsqueda sobre su paradero.

Distribuyeron alrededor de 600 pitos y silbatos, insertados e instalados en diferentes puntos estratégicos por donde se mueven los Comandos de las Fuerzas Especiales y las comunidades indígenas.

La idea es que los niños puedan ver cuál es el camino que deben seguir, y se dirijan hacia dónde se encuentran las tropas y los nativos llegados de Guaviare, Putumayo, Cauca y Caquetá, que ayudan en el rastreo.

También se informó que un equipo móvil de perifoneo terrestre ingresó en las últimas horas a la zona para apoyar en las labores de registro que ya completan 27 días. 

El propósito es que con mensajes pregrabados y otros en vivo, los niños escuchen y así den mayores señales sobre su ubicación.

A la Operación Esperanza, que continúa sin descanso, se sumaron dos grupos élite del Comando Conjunto de Operaciones Especiales.

Estos uniformados, quienes han recibido entrenamiento diferencial en Europa y Norteamérica, son expertos en localización de objetivos en condiciones adversas y complejas.

Las Fuerzas Especiales resaltaron que han participado en importantes misiones en contra de grupos armados organizados, por lo cual se espera que esa experiencia contribuya a encontrar a los cuatro niños.

En la zona de búsqueda se encuentran 119 Comandos de las Fuerzas Especiales y 41 indígenas, guías experimentados en el recorrido de caminos, trochas y atajos en la selva.